Emprender el camino hacia un nuevo trabajo no es fácil. Ni para quienes desean recolocarse asumiendo retos diferentes de sus labores actuales ni para aquellos que después de estar ausentes del entorno corporativo, tienen la necesidad de reinsertarse en él.
Desarrollar competencias de la empleabilidad representa en muchas ocasiones la odiosa necesidad de mirar todas esas cosas que no deseamos ver: brechas de desempeño, barreras emocionales, falta de actualización académica, desconocimiento del mercado y una consecuente incapacidad de otorgarnos el valor que nos corresponde.
Ser altamente empleables en el entorno VUCA (Volátil, incierto, complejo y ambiguo) requiere un compromiso ineludible con una filosofía de mejora continua y aprendizaje permanente (Lifelong learning): Hay que estar preparados para asumirlo diligentemente.
Los miedos y las ansiedades son dilemas comunes. No obstante, a medida de que seamos capaces de empezar el journey de la empleabilidad, iremos cerrando gradualmente nuestra curva de aprendizaje, convirtiéndonos en mejores profesionales.
A continuación, les comparto algunos consejos que nos ayudarán a reducir miedos y ansiedades en nuestra búsqueda de oportunidades:
Hay que comenzar desde el principio: Un exhaustivo autoanálisis de nuestra propuesta de valor es el punto de partida de toda estrategia de recolocación o reinserción laboral. Si llegamos a conocernos a profundidad, sabremos por donde comenzar al implementar los cambios necesarios.
Una mirada crítica a nuestro mercado objetivo es fundamental: Tenemos la obligación de conocer el sector en el que nos desenvolvemos y hablar su mismo lenguaje. Esa es la manera de comprender el perfil que mejor calza con sus necesidades y expectativas.
Buscar trabajo es algo que no se hace en soledad: El feedback de colegas, expertos en recursos humanos, amigos y otras personas que sepan como somos y la forma en la que hacemos las cosas nos dará una perspectiva puntual para abordar efectivamente nuestros blind spots (puntos ciegos). Así, podremos presentar nuestros key points (puntos clave) a través de todos los canales de comunicación (redes sociales, entrevistas de trabajo, networking) generando mayor impacto.
La presencia digital lo es todo: Mantener actualizado nuestro linkedin no es negociable: Una foto profesional es la mejor carta de presentación y la información que coloquemos en nuestras experiencias laborales debe mostrar aquellas contribuciones que marcan la diferencia con nuestra competencia directa.
Nuestra hoja de vida debe ser editada constantemente: Movilizar un mismo documento es contraproducente para nuestras postulaciones. No hay que olvidar que necesitamos incluir frecuentemente los keywords (términos clave) que difieren según los requerimientos de cada convocatoria. Una vez que sepamos adherirlos, incrementamos nuestras oportunidades de aparecer en las búsquedas gestionadas desde recursos humanos y así podremos ser convocados a más de una entrevista.
Estar listos para las entrevistas de trabajo es un must: El flow (fluir) entre nuestras respuestas, su ritmo, la información contenida en ellas, su veracidad y la empatía con el entrevistador es un punto de inflexión en cualquier proceso de selección. Esto solo se logra mediante una gran preparación previa.
Finalmente, hay que ser capaces de contestar la siguiente pregunta: ¿Qué nos gusta y en qué no solo somos buenos sino excelentes? El mejor desempeño aflora cuando trabajamos en lo que nos hace vibrar, en lo que le da sentido a nuestra vida y en lo que nutre nuestra sensación de logro, crecimiento y contribución. En otras palabras, hay que hacer lo que nos apasiona.
Fortalecer nuestra capacidad de saber ser, hacer y conocer en el mundo corporativo es la piedra angular de la empleabilidad. La buena noticia es que nunca es tarde para darle un giro significativo a nuestro perfil.
Solo hace falta tomar la decisión de incorporar esta gran responsabilidad -común entre todo profesional- a nuestro quehacer día tras día.
Melissa Celis Malatesta
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